7/6/10

SALMO 18 (8/25)
La intervención salvadora de Dios

18:8 Entonces tembló y se tambaleó la tierra;
vacilaron los fundamentos de las montañas,
y se conmovieron a causa de su furor;
18:9 de su nariz se alzó una humareda,
de su boca, un fuego abrasador,
y arrojaba carbones encendidos.
18:10 El Señor inclinó el cielo, y descendió
con un espeso nubarrón bajo sus pies;

18:11 montó en el Querubín y emprendió vuelo,
planeando sobre las alas del viento.
18:12 Se envolvió en un manto de tinieblas;
un oscuro aguacero y espesas nubes
lo cubrían como un toldo;
18:13 las nubes se deshicieron en granizo y centellas
al fulgor de su presencia.

18:14 El Señor tronaba desde el cielo,
el Altísimo hacía oír su voz;
18:15 arrojó sus flechas y los dispersó,
multiplicó sus rayos y sembró la confusión.
18:16 Al proferir tus amenazas, Señor,
al soplar el vendaval de tu ira,
aparecieron los cauces del mar
y quedaron a la vista los cimientos.

18:17 Él tendió su mano desde lo alto y me tomó,
me sacó de las aguas caudalosas;
18:18 me libró de mi enemigo poderoso,
de adversarios más fuertes que yo.
18:19 Ellos me enfrentaron en un día nefasto,
pero el Señor fue mi apoyo:
18:20 me sacó a un lugar espacioso,
me libró, porque me ama.

18:21 El Señor me recompensó por mi justicia,
me retribuyó por la inocencia de mis manos:
18:22 porque seguí fielmente los caminos del Señor,
y no me aparté de mi Dios, haciendo el mal;
18:23 porque tengo presente todas sus decisiones
y nunca me alejé de sus preceptos.

18:24 Tuve ante él una conducta irreprochable
y me esforcé por no ofenderlo.
18:25 El Señor me premió, porque yo era justo
y mis manos eran inocentes a sus ojos.

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